TENEMOS PRESIDENTE.
TENEMOS PRESIDENTE.
Desde las 18,00 hrs del
19 Julio 2 021 tenemos como presidente elegido del Perú al Profesor Pedro
Castillo Terrones. El conteo lento, pero verdadero, llevo mas de un mes en
darnos el resultado oficial por parte del Jurado Nacional de Elecciones al
pueblo peruano.
Fue un triunfo de la
razón sobre la corrupción. La parte contraria,
dirigida por una mujer nipona y regordeta, la Sra. Keiko Fujimori
Higuchi acompañada de su banda, al puro estilo de la yakusa, pretendía llegar
al palacio de gobierno empleando una serie de artimañas que reflejaban una vez mas la podredumbre moral de esta mafia
especializada en ese cáncer que corroe hoy en día a todas nuestras
instituciones, la corrupción.
Todos los males y
defectos de esta mafia, empleando los diversos medios de comunicación,
pretendía endosarle al partido político Juntos por el Perú que lideraba el
Profesor Castillo. Claro, que así sucedía pagando mil soles/minuto cada
presentación en TV de la propaganda mediática del partido dirigido por la
nipona y los medios mermeleros tan asiduos y complacientes a la corrupción.
Es evidente que después
de la 2da guerra mundial, en Hiroshima y Nagasaki, el pueblo nipón empezó a
perder sus valores morales, entre ellos, el honor y el coraje, tan arraigados, en
especial, en el Samurái y el Ninja. Hoy en día, en el Perú, se a formalizado
una nueva casta, basados en el honor, el coraje y la hidalguía, ellos son los
Ronderos, con valores morales que serían la envidia de algún Samurái y/o Ninja.
Mas claro ni el agua, y
ahí la vemos a la Sra. K resollando lo que se perdió en Hiroshima y Nagasaki,
sin honor y sin coraje para recibir la derrota. Si resucitara el Almirante
Yamamoto, héroe naval nipón de la 2da guerra mundial, este se volvería a
suicidar al ver que su compatriota Keiko Fujimori jamás se ha comportado con el
orgullo asiático y estar muy lejos de
ser una gueisha.
De todo lo actuado y
rememorando la historia del pueblo peruano, este país jamás se ha rendido,
jamás ha pedido tregua ni ha huido, ya que así somos los peruanos, y ese es el
orgullo que enaltece todos nuestros actos y somos la admiración de pueblos
extranjeros: “SER Y NO PARECER”.
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