domingo, 10 de mayo de 2009

POEMA VERÍDICAS.


VERÍDICAS.
Para esta bella generación
que no será beneficiaria del seguro social,
pero si de las maldades del porcino Rotwaylino,
ya que somos los rescatados del olvido,
los que desvestimos con lujuria al Cupido.

Aquellos como el Camayo y su Gata oscura
o el Cuevas y la escuálida Juanchezca,
que inventamos las historias más ingenuas
que los “tacos” kilométricos del buen Sanjurjo,
y más largos que un EKG sobre una hoja en blanco
y bien envueltos en una chocoteja de canto.

Además, pretendemos, también ingenuamente
-con ello-conquistar a la mujer más bella
regalando un almohadón de plumas de gallo doncella,
y ganarnos un suculento plato de Chonta-sin alusión a nadie-
ya sea en un velorio o una graduación,
como lo hace el cachudo Veteta en supinación.

Somos tristes, somos alegres,
fabricamos novedades en las ciudades,
porque soñamos ser grandes,
más grandes que el Malayo,
y nos rehusamos a morir sin antes-como el “chipy” Gian Pietri-
haberle levantado la falda a la libertad.

Sabemos, al mero linguismo charapa, según el Espaldín,
que la vejez no vale si llegamos impecables,
que es más noble la muerte si festejamos su cumpleaños a diario
y que nada vale si no hemos bailado-alguna vez-un vals,
con la felicidad del profesor Limberg y su incansable Inés,
dada la energía radiolúcida del cien pies.

Ahora sabemos que los poetas no mueren de amor,
sino de hambre;
deben saber también, que somos,
tanto o más mortales que cualquiera
y que no venimos a hablarles de florcitas o rositas
-por respeto-a la Rosita de farma.

A pesar de la lujuria insuperable,
tipo Sexópata y demás yerbas,
como muy bien las describe a sus amigas el Gato,
y de lo impúdicas que suelen ser ciertas noches,
las divinas guardias hospitalarias
de desabroches.

Por ello le cantamos a éste planeta
con sus cielos ahuecados-por tanto avión-
más ahuecados que cielo raso de aula moronillesca,
y tantas esas otras cosas que se avientan al espacio,
con excepción, claro está, de los paracaidistas,
y desde el espacio a ustedes y su triste silencio Hamletiano.

Somos los inmejorables, los insuperables, como dijo la Coneja,
más no como aquel controlador que ve la paja
en el ojo ajeno,
y nosotros nos preguntamos
y quien controla al controlador?
en especial, con relación a los derechos estudiantiles.

Hoy todo está hecho un desorden, según el Nonaka,
no hay insumos para un buen laboratorio
pero si hay cuernos,
aunque no se pueda tapar el sol
con un dedo,
yo me pongo el sombrero.

A ese controlador lo visitaremos en su cárcel,
para decirle sus verdades,
por decirle que todo tiene un tiempo
y que el tiempo de la crisis y destrucción es éste,
y que no hay parusía aún,
según el asmodeo Nahúm.

Pero no todo es caos y tristeza,
también hay alegría,
comiendo, chupando, cantando y bailando,
bailando como el Rowan y la Cintura de huevo
tipo terremoto,
en la parrillada del Christian Toto.

Somos los dementes que amamos,
como el camarada Feliciano,
a veces
a mujeres mucho más dementes,
los que escribimos poemas en dos líneas
solamente.


Hay otros que escriben poemas
con un trago de witochado en la mano,
tipo Pomalco,
esperando que la luna
se desnude con paciencia, para decirle
salú por ella, por esa “regordeta” y por las otras.

Las otras,
que también logramos desvestirlas con sólo dos versos
porque sólo ellas se parecen a la luna
o a la diosa de la fortuna,
y por lo tanto, sólo ellas se merecen esos dos versos,
así digan lo contrario la borrachita Olguita y sus feos.

Por todos aquellos que rompen
de la única manera el orden,
aquellos que estiran la libertad
como un chicle entre sus fauces,
después de fumarse,
tres mapachos al hilo, como la Lichi mapachera con sigilo.

Salú, salú,
por esta noche virgen como la beatita Judith,
por la belleza de éste momento irremplazable,
mucho mayor que la bella Tindy recién salida de la cama, o
la mirada, de sus amigas ojonas observando al “chatín” Tafur
corrigiendo todo su examen, mientras su profe enamoraba por celular.

Ahora es evidente,
hasta para el brujo vidente,
poder comprender éste incidente,
que refleja el quehacer,
la magia y el ingenio,
como un escatológico sueño.

ALBERTO ARÉVALO VARGAS
Poeta y enamorado de una pequeña.


1 comentario:

  1. Felicidades a banda de feos por este tan poema tan inspirador y moronillesco.

    ResponderEliminar