Poema de
la Confianza, de la universitaria Nuria de Ríos para su amado.
Confianza en el anteojo, no en el ojo
del cíclope;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la maldad, no en el malvado Chupohuaranga;
en el vaso, más nunca en el licor de la borrachita Charito;
en el cadáver del Muerto, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones de la Mamalia, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, más no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la maldad, no en el malvado Chupohuaranga;
en el vaso, más nunca en el licor de la borrachita Charito;
en el cadáver del Muerto, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones de la Mamalia, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, más no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los lagartos de la facu, no
en el Nahúm;
en las cervecitas, más no en el
Huasquelito;
en la venta de sangre, no en el
Vampirillo
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los ladridos, más no en el
Perro;
en el Gato bibliotecario, más no en la
Mirtita;
en la locura extrema, no en el camarada
Feliciano
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en las colegialas, más no en
el sádico Cuevas;
en el “Fan chelas”, más no en el “jarjacha”
Pari;
en el combate cuerpo a cuerpo, más no en
tu pistola perdida
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los mapachos, más no en la
Lichi mapachera;
en los “chipys”, más no en el “chipy”
Gian Pietri;
en los panzones, más no en el panzón
Cebú
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los “cuernitos”, más no en
el cachudo Ruperto Ruiz Beteta;
en los cachetes, más no en el “moflete”
Paredes;
en los pececitos, más no en la pecera del
“Pastelón”
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los “videítos” de las
alumnas, más no en el Chullachaqui;
en las notas, más no en el cambio de
notas en el sistema;
en los “tacos”, más no en el Santurco
rey de los tacos
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en los witochados, más no en
el borracho Pomalco;
en las zapatillas, más no en las
zapatillas apestosas del Muerto;
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en las tarjetas de crédito,
más no en su clonación;
en los injertos, más no en los “injertos”
de Moronillo;
en los internistas, pero sí confío en
los internos de Moyobamba
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
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