domingo, 23 de septiembre de 2012

INSPECCIÓN FINAL.

 Cuando la Patria está en peligro se recurre a Dios y al Soldado.
Cuando el peligro pasa: Dios es olvidado y el Soldado es juzgado y sentenciado.


 INSPECCIÓN FINAL.
Colaboración de nuestro amiguito el "Vampirillo" Alberto Arévalo Vargas.

El militar se cuadró y encaró a Dios
lo cual siempre ha de suceder,
el confió en que brillaran sus zapatos
justo como todas sus insignias y emblemas.

Un paso adelante ahora militar, le ordenó
y le preguntó...¿cómo trataré contigo?
¿Has puesto siempre la otra mejilla?
¿Para mi iglesia has sido fiel?

El militar infló el pecho y respondió:
no Señor, creo que no lo he sido,
porque quienes portamos armas
no podemos siempre ser santos,
sólo son pocos los escogidos
como el Teniente Francisco de Asis
y el Capitán Ignacio de Loyola.

He tenido que trabajar la mayoría de Domingos
y a veces mi lenguaje ha sido pendenciero
y algunas veces he sido violento,
porque el combate es horrible y brutal
pero, nunca he tomado un centavo
que no fuera de mi propiedad.

Sin embargo, he trabajado un gran sobretiempo
cuando las cuentas llegaron excesivas
y el salario no llegaba a mi guarnición,
pero nunca desatendí un grito de auxilio
aunque a veces acudí con miedo
y algunas veces, Dios, perdóname,
derramé lágrimas, porque los Paracaidistas
también sabemos llorar,
y sé que no merezco un lugar,
en medio de la gente, aquí.

Ellos nunca me quisieron a su alrededor,
excepto para calmar sus miedos, Señor,
si tiene usted un lugar aquí para mi
no necesito que sea muy grande,
nunca he esperado o tenido mucho,
pero si no, yo entenderé hidalgamente.

Se hizo un gran silencio alrededor del trono
donde los santos a menudo circulan,
mientras el militar esperaba tranquilamente
por el juicio del Supremo Hacedor del Universo.

Un paso adelante ahora, ordenó al militar,
has soportado tus cargas bien,
camina en paz por las calles y vericuetos del Cielo,
porque ya tuviste tu tiempo en el infierno.


Combatientes olvidados.

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